La imagen que he elegido para que me represente en mi perfil pertenece a uno de mis héroes literarios. Para algunos el capitán Nemo de Verne será sin lugar a dudas un ser maligno o un villano, pero para mi representa el grado máximo del idealismo y la aventura. Nemo es un todo en si mismo, aglutina en su existencia a una infinidad de perfiles y de personalidades, y por si fuera poco rodeado de un halo de misterio y envuelto en el inconfundible aroma de finales del siglo XIX y principios del XX.
Cuando yo descubro al capitán, en mitad de una infancia compleja, dentro de un internado católico del que actualmente guardo sesgados recuerdos, unos buenos y otros no tan buenos, Nemo es la libertad de ir a cualquier lugar, Nemo es la decisión, la aventura, la fuerza, la inteligencia, el poder de la decisión y por si fuera poco Nemo tiene un sinfín de maquinas alucinantes. Para un muchacho de poco mas de 8 años es sin lugar a dudas todo lo que se le puede pedir a la vida.
Nemo se niega a asumir y vivir en un mundo que como a muchos no nos gusta. Pero el ha dado el paso, Nemo a encontrado la forma de alejarse de ese mundo que no comprende, que no le gusta y en el que no desea seguir viviendo. Sus posibilidades son muchas, Verne podría haberlo mandado a una isla desierta, a la selva o a un país lejano inexplorado, pero la elección no es esa. La decisión que toman autor y personaje es diametralmente diferente, sobre todo si tenemos en cuenta cuando se escribió la obra. Nemo se revela, y no solo abandona una vida social y confortable, Nemo construye una maquina genial y la utiliza para atacar y vengarse de ese mundo que odia. Nemo no es un pirata, el capitán no quiere enriquecerse, de hecho tiene miles de tesoros sumergidos a su alcance y los deja donde están. Nemo utiliza su maquina para sacar lo que necesita de esa sociedad a la que no desea pertenecer, de esta forma logra un doble objetivo, obtiene los productos que necesita y daña a quien más odia. Administra su venganza.
Nemo representó, y la verdad sigue representando, ese hombre valiente que no se conforma con lo que le rodea y es capaz de pelear he infringir daños a una sociedad que no le gusta. Si bien es cierto que con 8 o 9 años a uno aún no le han despertado ciertos sentimientos de rebeldía y de anarquismo social, la exposición continuada a un entorno hostil que no es capaz de asimilar y en el que si bien se mimetiza y camufla con éxito pero en el que no se integra hacen aflorar este tipo de sentimientos.
En la actualidad y con muchos años de perspectiva además de con muchas lecturas y relecturas sobre las espaldas, Nemo se perfila y se define aún mejor. Su carácter, si bien se ha suavizado un poco, no ha perdido ni un gramo de su carácter fuerte, arrogante, valiente, aventurero y rebelde.
¿Me veo como Nemo? ¿Por eso he elegido su imagen? Pobre de mi, no le llego ni a la suela de sus maravillosas botas. Es solo una licencia que espero me perdone el rey de las profundidades y mis lectores si es que alguno tengo. Solo me conformo, desde esta lado de la pantalla, desplegar con mis comentarios y mis ingenuos y modestos textos una pizca de la valentía y arrojo del capitán Nemo. Su genialidad, ustedes me perdonen, es tan irrepetible como la de Verne.
Nos vemos pronto.
Cuando yo descubro al capitán, en mitad de una infancia compleja, dentro de un internado católico del que actualmente guardo sesgados recuerdos, unos buenos y otros no tan buenos, Nemo es la libertad de ir a cualquier lugar, Nemo es la decisión, la aventura, la fuerza, la inteligencia, el poder de la decisión y por si fuera poco Nemo tiene un sinfín de maquinas alucinantes. Para un muchacho de poco mas de 8 años es sin lugar a dudas todo lo que se le puede pedir a la vida.
Nemo se niega a asumir y vivir en un mundo que como a muchos no nos gusta. Pero el ha dado el paso, Nemo a encontrado la forma de alejarse de ese mundo que no comprende, que no le gusta y en el que no desea seguir viviendo. Sus posibilidades son muchas, Verne podría haberlo mandado a una isla desierta, a la selva o a un país lejano inexplorado, pero la elección no es esa. La decisión que toman autor y personaje es diametralmente diferente, sobre todo si tenemos en cuenta cuando se escribió la obra. Nemo se revela, y no solo abandona una vida social y confortable, Nemo construye una maquina genial y la utiliza para atacar y vengarse de ese mundo que odia. Nemo no es un pirata, el capitán no quiere enriquecerse, de hecho tiene miles de tesoros sumergidos a su alcance y los deja donde están. Nemo utiliza su maquina para sacar lo que necesita de esa sociedad a la que no desea pertenecer, de esta forma logra un doble objetivo, obtiene los productos que necesita y daña a quien más odia. Administra su venganza.
Nemo representó, y la verdad sigue representando, ese hombre valiente que no se conforma con lo que le rodea y es capaz de pelear he infringir daños a una sociedad que no le gusta. Si bien es cierto que con 8 o 9 años a uno aún no le han despertado ciertos sentimientos de rebeldía y de anarquismo social, la exposición continuada a un entorno hostil que no es capaz de asimilar y en el que si bien se mimetiza y camufla con éxito pero en el que no se integra hacen aflorar este tipo de sentimientos.
En la actualidad y con muchos años de perspectiva además de con muchas lecturas y relecturas sobre las espaldas, Nemo se perfila y se define aún mejor. Su carácter, si bien se ha suavizado un poco, no ha perdido ni un gramo de su carácter fuerte, arrogante, valiente, aventurero y rebelde.
¿Me veo como Nemo? ¿Por eso he elegido su imagen? Pobre de mi, no le llego ni a la suela de sus maravillosas botas. Es solo una licencia que espero me perdone el rey de las profundidades y mis lectores si es que alguno tengo. Solo me conformo, desde esta lado de la pantalla, desplegar con mis comentarios y mis ingenuos y modestos textos una pizca de la valentía y arrojo del capitán Nemo. Su genialidad, ustedes me perdonen, es tan irrepetible como la de Verne.
Nos vemos pronto.