miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Por qué Onofre Bouvila?


¿Por qué Onofre Bouvila? Bueno pues creo que por ninguna razón en especial y por muchas en particular. En particular porque es el personaje de la obra con mayúsculas de uno de mis autores favoritos, Don Eduardo Mendoza. En particular por que representa la superación de las dificultades, el éxito de la lucha, la dureza, la perseverancia, el paso del siglo XIX al XX. ¿Por qué no? Porque no me siento identificado con sus métodos, por su frialdad y crueldad, por su extrema dureza, por aparente su carencia de humanidad, por su falta glamour, por su incapacidad para el refinamiento.

Mientras mi relación con La Ciudad de los Prodigios es toda lealtad y pasión, obra de la que es coprotagonista Onofre con permiso de la ciudad de Barcelona, la relación que mantengo con Onofre es del todo voluble. Como casi toda mi generación, signifique eso  lo que signifique, descubro a Eduardo Mendoza en el colegio por medio de El Misterio de la Cripta Embrujada. Desde entonces el Señor Mendoza es activo integrante de mi biblioteca por méritos propios y por una pasión sin fisuras por esa forma tan suya de escribir, tanto en sus obras mayores (esa diferenciación que a él tan poco le gusta) como en las menores. Debo decir y estoy seguro que no falto en absoluto a la verdad, que he crecido y madurado con las lecturas de Mendoza como telón de fondo. Pero al libro que he vuelto y vuelvo una y otra vez, unas veces de forma cercenada y otra global es a La Ciudad de los Prodigios. 

¿Por qué? No lo sé con sinceridad. La primera vez que lo leí reconozco que me costó cierto esfuerzo, ciertas partes, valles, me dieron más de un quebradero de cabeza, pero al final, el sabor de boca fue bueno, diferente a lo que había caído en mis manos hasta esos momentos. Tiempo después llego la segunda lectura y fue aquí donde realmente descubrí la maravillosa obra que me acompaña desde entonces. Pocos son los libros que leo por una segunda vez, muy muy pocos, los que lo hago por una tercera, puedo contar con los dedos de una mano los que han pasado por ese filtro, y en esa reducida lista se encuentra La ciudad de los Prodigios.

Pero todos sus ingredientes me fascinan, el movimiento anarquista de finales del siglo XIX, la lucha de clases, la sociedad glamurosa de la época, Barcelona la ciudad  modernista, la guerra oculta con los patronos, la opresión, el idealismo en estado puro, la ideología como razón de ser,  el poder, la pasión, el amor, la traición. Nada queda fuera de la obra de Mendoza, nada es superfluo. Las calles, los personajes, todos tienen un sitio, un lugar y juegan un papel en la historia, tanto la real como la literaria. Ahora suena muy común pero en su momento el encaje histórico de la historia real con Onofre y el resto de los personajes fue más que novedoso.

Respecto a Onofre, siento esa cercanía de lo familiar, lo conocido. Es de casa, lleva mucho tiempo conmigo, sé que puedo esperar de él, que se pasa por su cabeza, que piensa y como actúa. Le aprecio, le tengo cariño, es uno de los nuestros. Pero como le conozco, como conozco su historia, como le he visto crecer y evolucionar lo sé todo de él y sé de lo que es capaz. Soy plenamente consciente de que se ha ensuciado las manos, de que no es honesto, que nos ha traicionado, seamos nosotros quienes seamos, y de que volvería de nuevo a traicionarnos. Quizás en el momento que le toco vivir no había otra forma de hacerlo, pero lo hizo y no siempre estoy dispuesto a perdonarlo, ciertamente creo que ni Mendoza esta por la labor de otorgarle su perdón al final del libro.

Desde aquí, nos vemos pronto.

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