martes, 20 de noviembre de 2012

Del papel y los Ebook


Soy un apasionado de los libros. Creo que eso está más o menos claro teniendo en cuenta de que va este blog. Llevan a mi lado desde que tengo recuerdos, y casi con seguridad más tiempo. Durante mucho tiempo incluso fueron un refugio en donde me escondía de una realidad que no me resultaba demasiado grata. Soy un ser a un libro pegado. No concibo salir por la puerta de mi casa sin un libro en la mano, quizás por eso no me importa demasiado que me hagan esperar (no siempre), tiempo ganado para la lectura.

También soy un entusiasta de la tecnología, como dice algún amigo mío, me das una piedra que tenga botones y una pantallita y soy feliz. La informática forma parte de mi vida desde hace mucho tiempo, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Me gustan los famosos Smartphone, las tabletas, los portátiles, y cuantos achiperres pululan por nuestro mundo, algunos de cuestionable utilidad. Y es aquí en donde mi vida se ve azotada por un dilema, estúpido y trivial a fin de cuentas, pero dilema.

El famoso libro electrónico. Un paradigma de ventajas y comodidades. Libros gratuitos (todos los clásicos), novedades más económicas, facilidad de almacenamiento (miles de estanterías como las de mi casa caben en una tarjeta de memoria de 8 GB), facilidad de compra, portabilidad extrema, búsquedas sencillas, peso reducido, etc. Pero, carece de encanto. Da lo mismo que tengamos un libro electrónico moderno y con una funda de diseño genial (voy por el tercero), da lo mismo que tengamos unos EPUB impecables con sus resúmenes y caratulas como dios manda, todo eso da lo mismo. Es frío, muy frío.

 Acudir a la librería, hablar con el librero, pasear entre los libros, revisar las estanterías, dejar vagar nuestra mirada por los diferentes títulos, ojear, oler, tocar, ver. El libro en papel es un conjunto de sensaciones. El tipo de encuadernación, del que todos tenemos una preferida, el color de las portadas, el formato, todos conforman una experiencia muy particular y personal. Los lectores, lo sepamos o no, seamos conscientes o no de ello, tenemos preferencias por unas editoriales u otras, muchas veces basadas en elementos muy poco literarios. A mí personalmente me encanta Tusquets y Anagrama, entre otras. Y quizás hace años había un hilo conductor entre las obras de estas editoriales, pero hoy en día su catálogo es tan amplio y variado que dudo mucho que hayan dejado tema alguno fuera del mismo.

Bueno y aquí me debato, sin llegar a decidirme, por eso, por un lado continuo comprando libros en papel y “usando” la versión digital de los mismos para cuando es imposible su transporte, además de acopiando un montón de “digitales” de clásicos, desaparecidos y obras que llevan en papel conmigo desde hace mucho tiempo porque si o por simple vicio. Antes tenía una enorme librería llena de libros en papel y ahora además tengo una enorme edición de la misma pero virtual. Nunca fui muy listo.

Nos vemos pronto.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Lo que no está escrito. Quizás....

Rafael Reig es sin lugar a dudas un periscopio al lado oscuro. Sus personajes nos muestran esa parte de nosotros que ocultamos, que queremos olvidar que existe. Son esas almas perdidas, de bajas pasiones, que siempre vemos en los “otros” y nunca en nosotros mismos. Pero nos pese o no nos pese son reales y están aquí con nosotros.

Hasta la fecha mis lecturas de Reig se habían centrado en títulos de novela negra, en donde el autor se siente tan cómodo. Lo que no está escrito, su última obra, bucea por otros mares muy diferentes en la superficie, pero no tanto cuando descendemos unos pocos metros.

Un padre atormentado, una relación rota, un pasado que vuelve una y otra vez, un hijo perdido en medio de una relación a medio camino entre la destrucción y la pasión. Rafael lleva a los personajes a los límites de la realidad, los empuja, los estruja contra sus perjuicios, sus pasiones y sus necesidades más ocultas y oscuras. Los conforma partiendo de unos roles preestablecidos para después descolocarlos, y a nosotros como lectores nos lleva de un lado a otro en el margen constante de la duda.

El libro nos despliegue una acción muy contenida, que se desarrolla en un espacio muy corto de tiempo y en donde tenemos la sensación constante de que el tiempo es variable y va cambiando a lo largo del relato. Si durante la primera parte del libro vamos ahondado en los personajes principales y conociendo su pasado su entorno y como han llegado hasta aquí a partir de un punto entramos en una silenciosa espiral, que poco a poco nos va llevando a un estado de angustia, de desazón importante.

El libro desde luego no deja indiferente. Personalmente, yo llegaba al mismo con las referencias de lo que había leído del autor, muy diferente al título que ahora nos ocupa. Si bien al principio, quizás, me sentí un poco defraudado por que no estaba ante el tipo de obra que esperaba, al final terminaba con un excelente sabor de boca.

Por cierto Reig sitúa parte de la acción en la sierra de Madrid y pinta un fresco muy realista de la misma, aquí el autor ha debido pasar muchas horas pateando esos montes.

Nos vemos pronto.